martes, 11 de junio de 2013

La función del mediador

Por lo que puedo leer aquí y allá se habla mucho de mediación, pero puede resultar  difícil hacerse una idea concreta, entre tanta información, acerca de cual es la función del mediador. Algunas de estas nociones acerca de su función tienen algo que ver con el recelo que manifiestan muchos abogados ante la llegada de los mediadores pensando, erróneamente, que pueden usurparles parte de sus funciones.

¿Cuál es la función del mediador? Mediar. Con esto no digo mucho más de lo que enunciaba la pregunta, así que empezaré diciendo lo que no es.

Mediar no es aconsejar. Mediar no es asesorar. Mediar no es opinar. Mediar no es juzgar.

En contra de lo que muchos piensan, a tenor de lo que dicen, el mediador no es un consejero ni un asesor. De hecho, el manifestarse a favor de una u otra solución, le saca de su función, ya que, inevitablemente, el rango de soluciones que puede tener un conflicto puede ser tan variopinto como las necesidades de los implicados. Por ejemplo, un mediador puede provenir del mundo del derecho y saber mucho de leyes, y ya sabemos que las leyes son interpretables. Ante una pregunta de una de las partes, se puede dar una respuesta que pueda favorecer más a uno que a otro y en ese momento,  perderá la equidistancia que requiere su función.

El único afán de un mediador consiste en ayudar a las partes a sostener la conversación que les permita tomar las decisiones que les parezcan pertinentes para solucionar su conflicto. También se preocupa por equilibrar el poder de las partes, de modo que si una parte carece de la información necesaria para tomar una decisión, le invitará a buscarla en fuentes objetivas. Si en otro caso, por ejemplo, una parte tiende a acaparar el diálogo, tratará de equilibrar las intervenciones para asegurarse de que ambas tienen la oportunidad de exponer todos sus argumentos.

La formación de los mediadores también les provee de las herramientas específicas encaminadas a rebajar la tensión, con el fin de que estén en disposición de pensar acerca de su conflicto de una forma creativa que pueda ser beneficiosa para ambas partes.

Por todo lo expuesto, un mediador no tiene porque tener una formación especializada para mediar en un campo específico, ya que su función no consiste en formarse una opinión acerca de quien tiene razón o quien no. Para eso estarán los abogados o cualquier técnico especialista en la materia de que se trate y que tendrán su lugar de forma paralela a la mediación para proporcionar la información que sea menester con el fin de tomar decisiones informadas.