domingo, 28 de abril de 2013

Mediación, empresa y estrategia




Una de las grandes ventajas de optar por la mediación es la de que se preserva la relación futura de las partes al no sufrir el deterioro al que se expondría en un proceso judicial. Los juicios son situaciones de suma cero: si yo gano, tú pierdes. Y la lógica del proceso nos lleva a buscar pruebas, no solo a favor de nuestras pretensiones, sino también, en muchos casos, en contra del otro. Cualquiera que haya pasado por un proceso judicial conoce esto y sabe que la relación con la otra parte queda deteriorada a menudo, para siempre. Podemos tener un conflicto con un comercial de nuestra empresa, o con un cliente con los que tal vez sea preferible no llegar a este extremo.

Pero la mediación puede ser una opción a considerar no solo por este motivo sino también porque, aparte de deteriorar la relación futura, puede deteriorarse la reputación de nuestra empresa. Internet ha logrado que cualquier conflicto empresarial pueda divulgarse afectando a la reputación de nuestra empresa o marca, que tanto trabajo costó forjar.

Otro de los motivos importantes que pueden mover a un empresario a optar por la mediación es el control de la información que queda asegurada por la confidencialidad del proceso. Todos sabemos que un juicio airea todo tipo de información que a veces preferiríamos que se mantuviera reservada. Cuentas, declaraciones de impuestos, contratos, etc. Podemos recordar varios casos que actualmente se están presentando en los medios de comunicación.

De cualquier manera, no voy a decir que la mediación sea la solución indicada en todos los casos. Más bien diría que es una opción que se añade a otras que ya existen, como la conciliación, el arbitraje o el ya mencionado proceso judicial.

Ante una situación de conflicto determinada habrán de considerarse todas las estrategias posibles y lo más razonable será optar por aquella que nos aporte menor perjuicio y mayor beneficio. Ya comenté en otro post aquellas situaciones que podían hacer preferible optar por uno u otro método.

Todas las empresas tienen contratados servicios de asesoría jurídica y esto significa que cuando surja un conflicto, el empresario, con muy buen criterio, acudirá a este servicio a buscar consejo para solucionar la situación. El abogado, tras considerar la información que le proporcione su cliente, le ofrecerá la estrategia más conveniente para solucionar el caso. Así, la mediación es un recurso más a disposición de la empresa, y del abogado para aportar valor añadido a su cliente.

Aunque es cierto que cada vez son más los abogados que tienen grandes conocimientos acerca de la mediación, lo cierto es que la mayoría de los actuales planes de estudio se centran en el método contencioso y no incluyen otras técnicas de solución de conflictos.

Cuando se le habla de mediación a un abogado, en muchos casos su respuesta es “Esto es lo que he hecho yo toda la vida”. Pero como bien indica Paulino Fajardo, “Mediar no es templar gaitas”. Por muy templado que sea un abogado es irreconciliable con el hecho de que el abogado siempre es abogado de parte.

La mediación va a ofrecer en un momento puntual del proceso un espacio neutral a las partes que con la ayuda de un mediador, van a tratar de encontrar opciones para solucionar su conflicto. Esto no sustituye en ningún caso la asesoría jurídica que van a necesitar antes y después de la mediación. La función del mediador nunca va a ser la de proponer los acuerdos a los que se han de llegar, ni la de opinar acerca de los mismos, sino la de ayudar a las personas a sostener la conversación acerca de su conflicto y que puedan avanzar en la búsqueda de soluciones. El mediador va a aportar aquí su bagaje específico que es el de hacer posible un clima que permita a los implicados aportar soluciones creativas a su conflicto que den satisfacción a ambas partes.

Aunque los ahorros de costes y de tiempo que van implícitos en la mediación pueden ser factores a tener en cuenta, los más importantes para la empresa serán los que aquí hemos mencionado: preservar la relación futura, no dañar el prestigio de la empresa y el control de la información.